El pasado mes de marzo los Fernández de la Rúa viajamos a Dalemain, en el norte de Inglaterra, para recoger los primeros premios que recibimos en Mi MERMELADA favorita: una medalla de Oro para CUBANO y una de Bronce para GRAN TATITA.
Esta historia empieza en agosto de 2017 en Londres.
Durante nuestras británicas vacaciones familiares disfrutamos de dinosaurios, ardillas, tiburones, verdes praderas, té, scones y mucha marmalade.
Marmalade, que no es lo mismo que mermelada, es una conserva tradicionalmente británica hecha con la piel y el zumo de un cítrico. El cítrico puede ser procesado de diferentes maneras y puede estar combinado con otras frutas, especias o alcohol, pero siempre debe contener la piel.
En la primera visita que hicimos a la fabulosa sección de marmalade y confituras de Fortnum and Mason’s descubrimos que en un lugar llamado Dalemain hay un concurso mundial de marmalades.
The World’s Original Marmalade Festival se celebra al final cada invierno desde 2005. Su fundadora, Jane Hasell-McCosh, es una apasionada de la marmalade y fiel custodia de la colección de recetas que guarda Dalemain.
Empezó esta aventura para preservar la tradición de la marmalade y como un medio para recaudar fondos para obras de caridad. A lo largo de estos años, este pequeño y singular festival se ha convertido en el referente mundial de la mejor marmalade.
Sin más esperanza que recibir un detallado informe de la calidad de nuestras mermeladas, en enero de 2018 enviamos dos botes de nuestras mermeladas cítricas: CUBANO (Limón, Manzana y Ron de Caña) y GRAN TATITA (Clementina y Clavo), que llegaron sanos y salvos a Dalemain junto con otros más de 2.700 registros provenientes de 30 países.
Nuestra sorpresa fue mayúscula y nuestro orgullo inmenso cuando un mes después recibimos una invitación de Jane Hasell-McCosh para asistir a la entrega de premios en Dalemain, donde recibiríamos una Medalla de Oro para nuestra CUBANO marmalade.
Por si no fuera suficiente, unas semanas después nos comunican que GRAN TATITA también ha obtenido una Medalla de Bronce.
Con emoción máxima y muchas ganas de llegar a Cumbria hicimos las maletas para recoger el premio y conocer a los mayores expertos en marmalade y a los mejores productores del mundo. También teníamos muchas ganas de beber té y comer scones.
El viaje fue largo y el clima británico implacable, pero la experiencia de visitar Dalemain, el Distrito de los Lagos y disfrutar del festival bien merecieron la pena.
La celebración del festival comenzó el viernes con la recepción y entrega de premios a las medallas de oro en los salones de la casa, en los que se exhiben todos los botes recibidos en la categoría amateur y los galardonados con medalla de oro en las categoría Artisan y Bed&Breakfast.
Pudimos conocer y saludar a jueces, productores de todo el mundo (un saludo para nuestros amigos malteses de G’s Jams & Marmalades) y, por supuesto, a Jane Hasell-McCosh que fue la mejor de las anfitrionas.
Al día siguiente nos esperaba The Marmalade Festival, que se celebra en Penrith y Dalemain durante el fin de semana de San Patricio.
Inauguramos el día con un desayuno inglés y un interesantísimo Workshop organizado para los ganadores en el que un panel de expertos compartió su saber hacer en el mundo de las marmalades.
En el Barn de la casa pudimos probar todas las mermeladas artesanas premiadas y comprar las galardonadas con medalla de oro en la edición 2018.
La ventisca no hizo mella en nuestro ánimo y continuamos la tarde en Penrith, donde las carpas del festival luchaban por mantenerse en pie en la tormenta de nieve. En los diferentes comercios y puestos que participaban en el festival compramos queso, pastel de frutas, ginger bread, toffe, fudge y otras delicias de la gastronomía inglesa.
Felices, helados y contentos, el día siguiente, emprendimos nuestro camino de vuelta a Zaragoza con las maletas llenas de marmalade y Dalemain y Penrith nuestros corazones.